SURINAM BITTERSWEET
Surinam Agridulce
A lo largo de las orillas de los ríos Surinam y Commewijne se encuentra lo que queda de la alguna vez floreciente industria azucarera holandesa-surinamesa. Desde su caída en la década de 1980, las fábricas han sido abandonadas, la maquinaria ha sido robada o desmantelada para venderla como chatarra y las antiguas plantaciones han sido completamente devoradas por la selva. Viajé por Surinam en colaboración con la organización Noortherlicht, para explorar los restos de esta industria y la herencia material e inmaterial de un paisaje colonial en decadencia.
Surinam es un lugar extraño, como ningún otro. En agosto de 2011, cuando me desperté en el centro de Paramaribo, tuve la sensación de estar en una película filmada hace mucho tiempo: todos los edificios eran de madera, siguiendo la típica arquitectura de diseño holandés. Al escuchar los primeros diálogos, algunos en holandés y otros en Sranan Tongo, me costó creer que todavía estaba en Sudamérica. La fuerte industria azucarera y su constante demanda de mano de obra atrajeron grandes flujos de migrantes a Surinam en diferentes momentos de su historia: africanos traídos como esclavos, indios de la India británica y javaneses.
Mi tarea consistía en explorar y fotografiar los restos de la industria azucarera después de su caída en los años 80. Prácticamente no se ha conservado ninguna fábrica, ya que no existe una política de salvaguarda del patrimonio industrial -‐ cultural. Encontré algunas de estas fábricas en medio de la jungla, después de navegar durante varias horas por el río Commewijne. Las máquinas habían sido robadas o desmanteladas para venderlas como chatarra. El clima tropical, el tiempo y el óxido habían destrozado las pocas estructuras que quedaban. Implacable, la jungla revivió nuevamente y lo cubrió todo. También tomé fotografías de un tren centenario utilizado en las plantaciones, que luego fue destruido y vendido por lo que valía su hierro.
Caminé por los restos de las fábricas de noche, entre fantasmas y murciélagos, solo guiado por la luz de las linternas. Me esforcé por imaginar cómo serían estos lugares en pleno funcionamiento, con gente trabajando en la jungla. Estas fotos registran una parte de la historia de Surinam que está desapareciendo. Historias de poder, ambición y migración pero, sobre todo, una que retrata la explotación del hombre por el hombre, se esconde silenciosamente bajo estas ruinas.
Libro
The Sweet and Sour Story of Sugar, 2012
Publicado por Noortherlicht
Exhibición
Pingyao International Photography Festival, China